EL CUATRO
Desde 1968 me he declarado
admirador inspirado en mi trabajo artístico por la estética Arhuaca, en
especial por la que se evidencia en las decoraciones de sus mochilas.
Me he dedicado a estudiarla,
tratando de entenderla y arriesgando interpretaciones fruto de múltiples
charlas con Mamos y tejedoras de la Sierra.
El producto de este estudio lo
dejé plasmado en mi trabajo “TUTU-ARTE ARHUACO” y en el que tengo en proceso
que llamo “EN ARWGNEI”.
Placenteramente me dedico, en
otra etapa, a jugar con los colores, las formas, el diseño y su simbología,
buscando dejar en mis creaciones los pensamientos, ideas, conceptos, que he
podido dilucidar o intuir de las culturas Indígenas de la Sierra Nevada.
En la obra que aquí comparto he
querido dejar testimonio de mi fascinación por la síntesis que los Indígenas
logran en su arte. Claramente nada tiene de indígena mi pintura digital, solo
tomo prestado de ellos algunos tópicos, o como si se tratara de una escritura,
diría que tomo algunas letras de su extenso alfabeto para decir lo que de ellos
creo entender.
Su espacio es una inmensa
circunferencia o un enorme huevo, en el que son claras cuatro dimensiones
espaciales. La Sierra Nevada, su territorio que es llamado por ellos Corazón
del Mundo. También tiene cuatro direcciones, cuatro territorios y está habitado
por cuatro grupos indígenas: Ikan, Kágaba, Wiwa y Kankuamo. También llamados:
Arhuacos, Kogi, Arsarios y Atanqueros.
El espacio espiritual indígena
tiene un arriba y un abajo, un positivo y un negativo, dimensiones que bien se
contrapones o se complementan, en una dinámica perenne de buscar el acuerdo.
La forma piramidal erecta es
símbolo de lo masculino y la pirámide invertida o cóncava representa lo
femenino. Este diseño que hoy he logrado , recuerda esos aspectos importantes
para el pensamiento de los Indígenas de la Sierra Nevada y lo quiero presentar
con el mayor respeto.
León Montoya Naranjo. Güiayina.
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