Buenos días Mauricio
Me gusta mucho que me pongas a
meditar sobre estos temas como el tejido indígena, sus técnicas y significados.
La mochila ha llegado a
identificar a los indios de la Sierra, también a los Guajiros, Senúes y muchos
otros utilizan diferentes tipos de mochila. No hay que olvidar a los campesinos
Colombianos que utilizan una especie de mochila llamada comúnmente: Jíquera.
La mochila es femenina, madre, útero…
El poporo es masculino.
La mujer teje la mochila, el
hombre sólo puede tejer la gasa, y cuenta el cronista capuchino José de
Vinalesa, que en momentos de eclipse, estos papeles se intercambiaban, o sea
que el hombre podía tejer mochila o debía tejer mochila.
La forma de bolsa de la mochila se
asimila a placenta, útero, vientre, casa, hogar, techo, protección, cuidado.
El tejido en espiral se asocia a
la danza creadora que hace Kak´Serancua para crear todo lo que existe, al
desposar a Seinekan o Tierra Negra.
Toda esa simbología unida a los
hermosos dibujos que adornan la mochila, dan materia para imagina, o investigar
mucho más de la vida espiritual y el pensamiento indígena.
El material con que se hace,
(lana, algodón, fique, o hilos comprados) las puntadas que se utilizan y el
tamaño, los colores con que se tiñen, y los colores de los hilos comprados, se
modifican según la destinación de la mochila.
Hay mochilas tradicionales y no
tradicionales, destinadas al uso o a la comercialización, para niños o para
adultos, para el uso diario o para ofrendas o pagamentos, para la mujer o para
el hombre, para el poporo, para la coca, para llevar elementos de uso como la
cartera, la linterna, o para llevar bastimento, para llevar las cargas de las
mulas o los bueyes.
También al igual que hubo ánforas
funerarias, el mochilón, fue el féretro usual para los indígenas, ya que
representaba la placenta para el nuevo nacimiento en Arunna, o viaje a Chundua,
lugar de los muertos.
Los indígenas de la Sierra
pertenecen a una cultura que ha dado mucha importancia al ayuno, la velación
(pasar la noche escuchando concejos, meditando) a la moderación en el comer, en
el reír, en el vociferar, en el sexo. No aceptan el ocio, el descanso como
juegos o la pereza.
Al igual que muchas culturas
antiguas del oriente, la meditación es parte importante de su vida y de sus
técnicas para buscar la salud del cuerpo y del alma.
Los orientales han encontrado en
la recitación de mantras, una técnica para apaciguar la mente y a través de
ella, dominar las funciones del cuerpo, el metabolismo, el dolor, el descanso…
El tejer y el poporiar, para mí,
actúa como un mantra, o una técnica que por medio de la repetición de un acto,
facilita la concentración en algo mecánico que apacigua nuestros pensamientos,
esa conversación permanente que tenemos con nosotros mismos, con nuestros
deseos, proyectos, enemigos reales o imaginarios. Va modulando nuestra
respiración y nos conduce a la tranquilidad y al descanso. Es un acto de
meditación y por eso es que los mamos dicen que en la mochila que teje la mujer
y en el poporo de cada hombre, van quedando escritos todos sus pensamientos,
toda su historia.
Recuerdo en 1968, yo después de
haber pasado seis meses en la Sierra, le dije a Apolinar Torres, Comisario de
Donachwi, que iba a viajar a Bogotá. Él me dijo que debía confesarme y recibir
seguranza para que me fuera bien él en viaje.
La ceremonia fue en nuestra casa.
Yo me senté al lado de él, un poco separada estaba una sobrina de él, como de
unos 12 años. Yo debía pensar, meditar, el con una seriedad especial como quien
está en algo muy importante, poporiaba casi que frenéticamente, salía y entraba
de la casa con frecuencia. Se preocupaba por que ni hubiera interferencia, La
sobrina muy atenta a él, tejía mochila muy concentrada, lo que para mí no era
común pues ella era una niña. En la mochila que tejía Rumualda, que así se
llamaba la sobrina de Apolinar y alumna mía, y en el poporo de él, quedó
escrita mi confesión, mis pensamientos. Apolinar espontáneamente, días después
de que yo regrese de Bogotá me regaló el poporo. Ese gesto para Beatriz Toro y
para mí era algo que no entendimos y que sabíamos que significaba una unión muy
estrecha entre Apolinar y yo.
Pero volvamos al Tejer. Estar
tejiendo o poporiando, cuando no se está realizando una tarea pragmática, de
supervivencia, como cocinando, sembrando, cosechando, haciendo casa, etc. es la
estrategia que encontraron los indígenas para tener la mente ocupada y apartada
de “malos pensamientos, deseos impuros o planes maliciosos”
Personalmente se que tejer es
propicio para la meditación el desestrés, el descanso.
Volviendo a las creencias
indígenas de que el hombre sólo puede tejer la gasa, para mí es una manera de
justificar una tarea femenina como la de tejer, sin que afecte las normas de
comportamiento.
El Hombre tiene que tejer gasa, no
es que se le permita tejer gasa.
Recuerda que cuando un varón o una
mujer llevan una carga a la espalda, la llevan sostenida de la frente, con una
gasa, ya sea del la mochila o del mochilón donde va la carga, o de una gasa que
se fabrica especialmente o de manera improvisada y que unen a las cuerdas que
atan la carga. Llevando la carga sostenida de la frente, quedan las manos
libres para otros menesteres, como protegerse en caso de caídas, cabrestear al
buey, poporiar, o tejer en el caso de las mujeres, cosa que hace aun cuando
caminen por aquellos escarpados caminos de la Sierra.
Si un hombre se encuentra sólo y
debe llevar un atado de leña, una calabaza grande, un racimo de plátanos para
la casa y no tiene cómo llevarla, lo que hace es improvisar una gasa, pues de
lo contrario, la carga sería muy difícil de llevar.
Según la tradición indígena de la
Sierra, fueron ellos los que aprendieron de los antiguos, de las Madres y los
Padres, todo lo que saben, incluso el arte de tejer y los diseños de las
mochilas y su significado.
No es imposible que los Griegos,
los Indios de la Sierra y otros grupos humanos hayan encontrado
coincidencialmente los mismos diseños, pues en la ornamentación Griega, Romana
y de otras culturas Asiática, Europeas y Americanas encontramos diseños iguales
o muy semejantes.
Lo mismo ocurre con la forma de
tejer o de trenzar los hilos para fabricar una gasa. Yo he encontrado igual
tejido en las cinchas que usan los arrieros para atar las monturas y las
enjalmas a sus cabalgaduras.
No por eso dejarán de ser Arte
Arhuaco y más teniendo presente que a los Indios de la Sierra nada los ha
descrestado o apantallado. Nada que para nosotros sea producto de la nueva tecnología
o de las artes de otras culturas, les es extraño a nuestros Hermanos Mayores.
Lo que ocurre es que en antiguo, en el pasado, o en Arunna, ellos ya tenían,
usaban, inventaron o descubrieron eso. Ahora La Madre lo entregó a los Bunachu
y a ellos los encargó de otras cosas.
Siempre me pareció muy oportuna esa manera de
pensar. El Indio de la Sierra no se admira o escandaliza de nada, para él todo
existe desde el principio, sólo que La Madre los encargó a ellos de cosas más
importantes como de cuidar la tierra y salvar la vida por medio de la
preservación del equilibrio.
Bueno por ahora se me agotó la
carreta sobre el tema.
Te cuento que yo he tejido gazas
como las de las mochilas y las he utilizado y vendido como:
Cinturones de colores para
atuendos femeninos, como diademas para ponerse en la cabeza y sostener el pelo
o evitar que el sudor caiga a los ojos, como amarraderas para las cortinas de
las ventanas, como pequeños llaveros. También en una ocasión hice muchas de colores
similares que colgadas de un travesaño formaban tapices decorativos muy bellos.
Mi hijo me acaba de proponer que
por qué no uno varias puestas paralelas y con ellas formo un bolso. Voy a
intentarlo.
También tengo ideadas unas con
lasos muy gruesos que por sí mismas formaran un tapis muy modernista.
Cuando tenga unas buenas fotos te
mando.
Un abrazo. León.
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