sábado, 26 de junio de 2021

 

EL CUATRO

Desde 1968 me he declarado admirador inspirado en mi trabajo artístico por la estética Arhuaca, en especial por la que se evidencia en las decoraciones de sus mochilas.

Me he dedicado a estudiarla, tratando de entenderla y arriesgando interpretaciones fruto de múltiples charlas con Mamos y tejedoras de la Sierra.

El producto de este estudio lo dejé plasmado en mi trabajo “TUTU-ARTE ARHUACO” y en el que tengo en proceso que llamo “EN ARWGNEI”.

Placenteramente me dedico, en otra etapa, a jugar con los colores, las formas, el diseño y su simbología, buscando dejar en mis creaciones los pensamientos, ideas, conceptos, que he podido dilucidar o intuir de las culturas Indígenas de la Sierra Nevada.


En la obra que aquí comparto he querido dejar testimonio de mi fascinación por la síntesis que los Indígenas logran en su arte. Claramente nada tiene de indígena mi pintura digital, solo tomo prestado de ellos algunos tópicos, o como si se tratara de una escritura, diría que tomo algunas letras de su extenso alfabeto para decir lo que de ellos creo entender.

Su espacio es una inmensa circunferencia o un enorme huevo, en el que son claras cuatro dimensiones espaciales. La Sierra Nevada, su territorio que es llamado por ellos Corazón del Mundo. También tiene cuatro direcciones, cuatro territorios y está habitado por cuatro grupos indígenas: Ikan, Kágaba, Wiwa y Kankuamo. También llamados: Arhuacos, Kogi, Arsarios y Atanqueros.

El espacio espiritual indígena tiene un arriba y un abajo, un positivo y un negativo, dimensiones que bien se contrapones o se complementan, en una dinámica perenne de buscar el acuerdo.

La forma piramidal erecta es símbolo de lo masculino y la pirámide invertida o cóncava representa lo femenino. Este diseño que hoy he logrado , recuerda esos aspectos importantes para el pensamiento de los Indígenas de la Sierra Nevada y lo quiero presentar con el mayor respeto.

León Montoya Naranjo. Güiayina.