jueves, 3 de julio de 2014

TUTU-ARTE ARHUACO

TUTU.
ARTE ARHUACO.
A los ojos de la academia y la crítica parece que sólo es arte, aquel que habita en los museos, ocupa los espacios de papel de las enciclopedias, los anaqueles de las bibliotecas o ahora el espacio virtual de la internet, referenciado como obras maestras por la crítica especializada y sacralizada. Quedan esas obras de arte como entidades atemporales e intocables mientras estén respaldadas por quienes determinan lo que es aceptable, lo correcto, lo valioso y también lo bello, significativo o vanguardista.
Y para denotar las expresiones del pensamiento, la simbología y las preocupaciones de los otros, los que no son del club, se acuñan nuevos términos: folclor y artesanía y se les adicionó un sentido peyorativo o de rango menor en la escala oficial de los valores.
La obra de arte como expresión cultural, como manifestación de una manera de ser y de sentir o como expresión de la belleza, llega a ser mercancía, valor, medio de inversión económica, ligado al devenir del artista que la produjo. Si éste se desarrolla y produce nuevas obras que merezcan resaltarse, el valor de las primeras se tazará más alto, pero si por el contrario, el autor calla, su obra bajará de valor y aun más, perderá el que inicialmente recibió y ya no será más considerada obra de arte y morirá. Perece ser que sólo en la música, los silencios, forman parte integrante de la obra.
Qué decir entonces de lo que hoy quiero mostrarles o  sobre las obras que quiero que hoy dirijan su mirada. Nacieron no sé yo cuándo, ni quién en  exaltado momento de creatividad las concibió y creó. No estoy seguro que esa génesis haya ocurrido en el lugar, en medio del pueblo y en la fecha cuando a mí me conmovieron: en la Sierra Nevada de Santa Marta, en 1968 y en medio de la Cultura Arhuaca. Tal vez no fue así pues, de hecho, iguales grecas y viñetas he visto en otros, tiempos, en otras latitudes, sobre diferentes soportes.
Pero fue a la cultura Arhuaca  a la que conocí y sigo reconociendo como el pueblo que ha adoptado estas formas repetidas en los tejidos de sus mochilas elaboradas con maguey, algodón o lana virgen. Que tiñen con hojas, raíces o cascaras de vegetales que encuentran en el bosque y luego cuecen en el fogón guiados por recetes que les dejaron sus ancestros.
A cada diseño le han adjudicado nombres  y encuentran en ellos una simbología que se a justa a su pensamiento filosófico, a su cosmogonía y a su proyecto de vida, a su ética y a su concepto de verdad y de belleza.
Y por años cada mujer los ha tejido y enseñado a sus hijas y a sus nietas y estas a su descendencia. El diseño es el mismo, la habilidad y el primor de la técnica con que es repetido es lo que cambia. En ocasiones cambian los colores o su disposición y número sobre el diseño básico, que sigue expresando lo mismo: su código cultural, su concepción del cosmos, de la vida y su correcta marera de ser vivida.
Son las  mochilas libros vivos y ambulantes, escritos y transcritos por nuevos amanuenses celosos de su fidelidad al texto que desde la antigüedad fue entregado por sus mayores, por los Padres y Madres  primigenios a sus antepasados. Textos cuyo mensaje sigue siendo oportuno y eficiente, pues se refiere a lo fundamental.
El arte indígena que hoy nos ocupa, tiene, como el arte universal, un origen sagrado, religioso. Es el Mamo a sacerdote quien entrega, en su oportunidad las herramientas para ejecutarlo y enseña. Cómo, a pesar de ser éste la repetición de formas y diseños inmodificables, en su factura quedará escrita la biografía del ejecutante. Por ésta razón es que la mochila debe ejecutarse permanentemente. El arte no es cosa de ocasión, reservado a personajes especiales: Los artistas. Es la actividad y necesidad de todo miembro de la comunidad y útil en el momento del rito y la adivinación, de la cura del cuerpo o del alma y es también la mortaja que los envolverá al ser enterrados para viajar a Chundua, el lugar de los seres en Alunna, o lo que es lo mismo, seres desencarnados, espirituales.
Una obra de arte cuya aparente expresión o resultado gráfico es idéntica a otro de hoy, de ayer, o lo será de otra de mañana, tiene la posibilidad que el experto sacerdote encuentre en ella, no sólo de leer el aparente ideograma, también lee allí la vida y el alma de quien la realizara. Ese arte, aparente repetición de formas y colores, se completa al transforma el alma de quien lo realiza y creo, como ocurrió en mi caso, también el alma de quienes lo contemplan.
No por lo anterior deja el arte se ser propicio para la decoración y el embellecimiento. Su ejecución bella es admirada por los demás y es utilizada para obsequiar a aquellas personas que merecen particular aprecio.
Pero hemos de profundizar más en el conocimiento logrado del arte Arhuaco, pues es común que las mochilas que usan los Mamos – Sacerdotes, personas muy respetadas y acatadas, sean blancas y desprovistas de diseños. ¿Entrañará en su simbolismo la idea de máxima claridad, ausencia de oscuridad. La reunión de todas las longitudes de onda, en suma, el culmen de todo, con que es común que identifiquemos la deidad: con el resplandor del banco que es luz y solo luz que integra todos los colores?
La estructura del arte Arhuaco, explicito en la mochila, instrumento utilitario y cotidiano, es conmemoración también del útero, el huevo, la casa, la tierra y todo el universo. En la simplicidad de esta forma ahuecada, abovedada, que acuna, alberga y reúne al rededor da la fogata, se encierra toda la complejidad de la vida y la conciencia del tiempo y del espacio. Su estructura construida en espiral recuerda el acto creador de Serankua, quien danzando con este movimiento espiral, sedujo a Senekan, la Tierra Negra, la preñó y dio origen a todo lo creado.
Mi invitación es a intentar profundizar en el acercamiento al arte de las diferentes culturas que integran este país pluricultural y a que de manera respetuosa utilicemos sus logros de formas, estructuras y conceptualizaciones para que comulguemos en actos creativos, y por qué no, en actos literalmente recreativos, donde juguemos con nuevas formas, materiales y colores, y juntos celebremos la fiesta de la vida, sin otra pretensión mayor a la de crear nuevas formas y sistemas de comunicarnos.
Con esta última intención es que me he atrevido a mostrar mi manera de jugar con estas formas, diseños y colores. Realizarla, para mí, ha sido una fiesta y espero que para ustedes también se convierta en un agradable momento de recreo.
León M.N. Septiembre 2014.


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